El Hospital Universitario Infanta Leonor se sumó a la Campaña del Euromelanoma, una iniciativa promovida a nivel europeo para informar a la población sobre la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz del melanoma (el cáncer de piel más agresivo) y de proteger adecuadamente nuestra piel frente a las radiaciones solares.
En colaboración con la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el Servicio de Dermatología, dirigido por el Dr. Pablo de la Cueva, habilitó unas consultas específicas de detección precoz de melanoma, del 12 al 14 de mayo, en las que fueron valorados un total de 36 pacientes.
Este hospital público madrileño diagnostica aproximadamente 25 casos de melanoma anuales. Los dermatólogos explicaron a los pacientes los signos de sospecha de sus lunares (asimetría, irregularidad en los colores o en la forma de los mismos, cambios recientes…) y los factores de riesgo de padecer un melanoma (personas de piel clara con tendencia a quemarse con la exposición solar, con historia de melanoma en la familia, con gran cantidad de lunares…).
Asimismo realizaron recomendaciones sobre fotoprotección con el ánimo de evitar las quemaduras solares, que representan el factor de riesgo evitable más importante para padecer un melanoma. Según datos de la AEDV, el melanoma es el cáncer de piel más agresivo y su incidencia crece un 7% anual en nuestro país.
Si se detecta en fases iniciales, el melanoma se cura casi en un cien por cien de los casos. Sin embargo, detectado en fases avanzadas, sólo en un 1%. De ahí la importancia de la prevención y del diagnóstico precoz.
Consejos para no correr riesgos
Desde la AEDV se recomienda utilizar el sentido común en las exposiciones al sol, con el fin de minimizar el riesgo de cáncer de piel. Así, aconsejan buscar la sombra, no exponerse al sol en las horas centrales del día (entre las 12 y 16 horas), y dejar que la piel se acostumbre al sol de forma gradual.
Hay que usar un protector solar de factor elevado (más de 30) cada dos horas y reforzar la protección con camiseta, gorro y gafas, especialmente en los niños. Si la piel se enrojece después de ponerse al sol, es señal de que se ha quemado, y cuando aparecen ampollas o dolor que dura más de dos días, se considera que la quemadura es grave. También son desaconsejables las cabinas de bronceado.
En todo caso, los dermatólogos invitan a revisar la piel de forma regular, pues el hecho de no presentar alto riesgo de padecer un cáncer de piel no evita que podamos sufrirlo.
FUENTES: Gabinete de Prensa del Hospital Infanta Leonor
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