El Hospital Universitario Infanta Leonor ofrece a las pacientes intervenidas de cáncer de mama practicar tiro con arco durante su seguimiento en el Servicio de Rehabilitación, con el fin de estudiar los posibles beneficios que este deporte tiene en el miembro superior afectado tras la cirugía y la radioterapia, así como para la prevención y mantenimiento del linfedema, una complicación común tras la intervención quirúrgica que afecta fundamentalmente al brazo, en forma de aumento de volumen.
La iniciativa, en marcha desde hace más de dos años, se enmarca en un convenio de colaboración firmado con la Federación Española de Tiro con Arco, que pone a disposición de las pacientes, a través del Club de Tiro con Arco de Moratalaz, tanto las instalaciones para realizar los entrenamientos (en el Centro Deportivo Municipal del distrito madrileño de Moratalaz) como la monitora que imparte las clases.
Las beneficiarias son pacientes seleccionadas en la consulta de Rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Leonor. Los requisitos para participar son haber finalizado el tratamiento del cáncer de mama al menos seis meses antes; haberse sometido a biopsia selectiva del ganglio centinela o linfadenectomía axilar (extirpación de los ganglios de la axila); no haber desarrollado linfedema o, en caso positivo, sea leve y se mantenga estable; así como no presentar ninguna otra patología que afecte al miembro superior.
Revisiones periódicas en la consulta de Rehabilitación
El programa se inicia con una sesión de fisioterapia preparatoria, donde se enseña a la paciente una serie de ejercicios basados sobre todo en la tonificación de la musculatura implicada en el deporte en el que van a iniciarse. Después hacen un cursillo de iniciación de unas 20 horas, repartidas en dos fines de semana. Y a partir de entonces se mantiene la práctica de tiro con arco
dos veces por semana en sesiones de una hora, con supervisión de una monitora hasta completar un año. Durante todo este tiempo, las pacientes tienen revisiones periódicas cada tres meses en la consulta de Rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Leonor.
Balance positivo a nivel físico y emocional
Desde el comienzo del estudio, en enero de 2016, varios grupos de pacientes han llevado a cabo el curso de iniciación y han mantenido la práctica deportiva con regularidad, continuando algunas de ellas con los entrenamientos incluso una vez completado el año de seguimiento. El Servicio de Rehabilitación de este hospital público madrileño, situado en el distrito de Villa de Vallecas, hace un balance positivo de la iniciativa, por sus beneficios a nivel funcional y también psicológico.
Desde el punto de vista físico, la práctica de este deporte resulta beneficiosa porque la contracción-relajación de los grupos musculares implicados durante su práctica favorece la circulación linfática. La mayoría de las pacientes participantes refiere mejoría a nivel funcional del miembro superior, tanto en la agilidad como en la fuerza, así como en la sensación de pesadez tan frecuente que padecen. Además, ninguna de ellas ha empeorado ni ha aparecido linfedema en las que no lo padecían previamente. Por otro lado, más allá de la práctica deportiva, se establece una dinámica de grupo y convivencia entre pacientes con igual patología, que les permite intercambiar experiencias personales y sentirse activas.
El linfedema, un trastorno crónico
El linfedema es un trastorno crónico, causado por una anomalía en el funcionamiento del sistema linfático, que hace que se acumule el líquido linfático y aumente el volumen en una extremidad. La causa más frecuente en España es el cáncer de mama y su tratamiento, afectando al brazo. Sus síntomas son sensación de pesadez en el miembro afectado, percepción de piel tirante, aumento de volumen y pérdida de flexibilidad en mano o muñeca.
La incidencia del linfedema varía, según los estudios, del 5% al 54%, siendo los factores de riesgo más relevantes para desarrollarlo el número de ganglios linfáticos extirpados y la radioterapia, según datos de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física. Puede producirse inmediatamente, meses o años tras la cirugía. Lo más frecuente (75% de los casos) es que aparezca entre los seis meses y dos años posteriores a la operación. Una vez que hace su aparición, se convierte en una complicación crónica. De ahí la importancia de comenzar con las medidas preventivas inmediatamente después de la intervención quirúrgica.
FUENTE: Gabinete de Comunicación del HUIL
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